“Son dos justicias para dos mundos opuestos. Algún día nuestra justicia podrá juzgar a los de arriba…”:
- Desde Uruguay, Raúl Zibechi manifiesta su apoyo a la “Segunda Semana” mediante nuevo escrito
CARTA DE RAÚL ZIBECHI
A los compañeros del Movimiento por Justicia del Barrio:
A la campaña de Lucha Mundial por la Libertad de Patishtán y Sántiz López:
“El color de las cárceles es la marca en el cuerpo del lugar que se ocupó en la historia”, dice la compañera Rita Laura Segato.
Los de arriba están criminalizando el lugar que ocupan las gentes del color de la tierra. Esa es la justicia del Estado, del mal gobierno. Una justicia que encarcela a los hijos de la Pachamama, a los que la defienden y la cuidan, pero deja el libertad a los que la destruyen para usarla como mercancía.
La campaña internacional por la libertad de Patishtán y Sántiz López está mostrando las verdaderas razones por las que están en prisión. Cuando los de abajo se ponen de pie, cuando los pobres del mundo dicen su palabra y se organizan, son sistemáticamente acusados de terroristas y violentos, y contra ellos se ponen en marcha campañas de difamación y se les echan encima los aparatos represivos.
Cuando los de arriba se roban los bienes públicos, cuando los banqueros se apropian de los dineros y del trabajo de todos, son premiados con cargos en los malos gobiernos y se usan los dineros de los Estados para salvar sus negocios sucios.
No son errores ni desviaciones, sino el verdadero sentido de la justicia de los Estados: proteger a los de arriba y condenar a los de abajo. En este mundo existen dos justicias: la de los gobiernos y la de los pueblos. La primera la ejecutan señores blancos y ricos protegidos por guardias armados, que se encierran en palacios para tomar decisiones. La segunda es la justicia comunitaria que toma sus decisiones en las asambleas de la gente común, que es la gente del color de la tierra, donde todos y todas pueden debatir porque no hacen falta abogados ni especialistas para distinguir el bien del mal.
Son dos justicias para dos mundos opuestos. Algún día nuestra justicia podrá juzgar a los de arriba; y ese día los de arriba serán condenados a vivir de su trabajo, a cuidar de los bienes comunes. Serán condenados a vivir como vivimos el 99% de los seres humanos.
Ese día, que no está lejos, recordaremos a los hermanos Patishtán y Sántiz López como dos de los muchos parteros y parteras que hicieron posible el nacimiento de un mundo nuevo.
Raúl Zibechi
Montevideo
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