Guillermo Villaseñor García
San Cristóbal de las Casas, Chis.
18 de Septiembre de 2013
San Cristóbal de las Casas, Chis.
18 de Septiembre de 2013
El día 12 de
septiembre el Tribunal Colegiado de la Suprema Corte de Justicia con
sede en Tuxtla Gutiérrez, declaró infundado el reconocimiento de
inocencia para Alberto Patishtán, arguyendo motivos insubstanciales que
denotaron un manejo deficiente y malintencionado del caso. La
contundente defensa de los abogados, el alud apabullante de apoyos
individuales y colectivos nacionales e internacionales, los
pronunciamientos de personajes políticos a su favor, etc. fueron
soberbiamente despreciados por los Magistrados: el Poder Judicial
determinó condenar de por vida a un inocente.
Al día siguiente, en
conferencia de prensa, con una entereza y tranquilidad extraordinarias,
Alberto Patishtán nos hizo saber el por qué de su fuerza para seguir en
la resistencia:
1.- Porque tiene
conciencia clara de por qué no lo liberaron: “tal vez por mi color, por
ser indígena; a lo mejor porque no soy extranjero ni güero para hablar
otras lenguas; o porque no tengo poder económico para hacer otras
cosas”. Bien sabe Alberto que la discriminación al indígena, el racismo y
el soborno operan como causas estructurales de la injusticia y que
éstas estuvieron presentes en su caso.
2.-
Porque está convencido de que, a pesar de todo, la justicia sí existe y
hay que seguirla buscando: “es que la justicia sí existe, -dijo
Alberto-, tanto la divina como la humana; otra cosa es que la autoridad
no lo quiera reconocer: es que la justicia está por encima de toda cosa.
Y la conciencia que traigo está limpia, me da tranquilidad, me da
ánimo, me da fuerza para seguir viviendo no importa dónde esté… y les
digo a mis compañeros que sigan adelante porque la justicia es nuestra y
tenemos que lograrlo”. La fuerza de la justicia y la convicción de que
puede hacerse realidad, se convierte en una plataforma inconmovible de
esperanza, dinamismo y del ánimo optimista que transmite a los demás.
3.- Porque tiene el
soporte de una conciencia limpia: “no soy culpable, soy inocente… las
autoridades no ven como yo lo veo, si les prestara mis ojos creo que
serían las cosas diferentes, si les prestara la conciencia que tengo,
las cosas serían diferentes.” Por eso Alberto puede afirmar
tranquilamente que no pedirá el indulto, “porque ¿de qué voy a pedir
perdón?, al contrario, ellos deberían pedirme perdón por lo que han
hecho conmigo: sólo espero que se haga justicia y nada más”. Es evidente
que no puede pedirse perdón de un delito que no se ha cometido, sin
embargo, señala él mismo: “Repito: sólo quiero que me liberen porque soy
inocente: sólo pido que me liberen, y punto”.
4.- Porque no guarda
rencores ni amarguras: a la pregunta de qué piensa de los magistrados
que le negaron la libertad, Patishtán respondió: “yo no guardo rencor,
voy a seguir orando por ellos porque los delincuentes no somos
nosotros…, por su ceguera, por su debilidad lo hacen… no le guardo
rencor a ningún magistrado, si lo hacen es porque no tienen
conciencia…”. Sin duda que sólo con un corazón sano y sin podredumbres
de conciencia se puede resistir y mantener la disposición para continuar
la lucha. Esta posición asumida por Alberto, es el eco y la concresión
de ese texto tantas veces meditado por él: “Han oído que se dijo: amarás
a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo les digo: amen a sus
enemigos y rueguen por los que los persiguen…”
5.- Porque sabe que
va a seguir luchando, que tiene compañeros y que su horizonte es el
triunfo: estoy preso “porque pensé diferente, porque hablé diferente,
porque supe escuchar… estoy indignado pero con mucha tranquilidad en la
conciencia porque me siento libre”. Él sabe de los múltiples
pronunciamientos que durante meses se han hecho a favor de su libertad
por muy diversos grupos y organizaciones en México y en el extranjero, y
conoce los reclamos de indignación que se han pronunciado en estos días
por la negación de su libertad; él sabe que cuenta con el Congreso
Nacional Indígena; él sabe que cuenta con respaldo de su pueblo de El
Bosque y con la organización del Pueblo Creyente; él sabe de las notas
periodísticas, editoriales, entrevistas y menciones televisivas que se
han hecho acerca de él etc. Dijo en la entrevista: “no me voy a quedar
callado, seguiré luchando, y la verdad tiene que saberse algún día.
Estoy tranquilo, un poco indignado por lo que pasó, pero aquí estoy
echándole ganas para buscar la libertad”.
6.- Porque tiene
plena confianza y seguridad en Dios: “los magistrados dicen que (el
reconocimiento de inocencia) está infundado; y yo afirmo que he dicho mi
verdad, la cual no puede ser infundada, pues está fundada en base a la
palabra de Dios. No estoy mintiendo”, afirmó Patishtán. Por otra parte,
es un hecho que la huelga de hambre que con treinta compañeros presos
emprendió durante treinta días el año de 2008 en el penal de El Amate y
que culminó con la libertad de todos ellos menos de Patishtán, estuvo
alimentada por la oración y la Biblia; su resitencia en el Penal de Alta
Seguridad de Güasave, Sinaloa, le fue posible –según testimonio de él
mismo- por la oración y la lectura de la Palabra de Dios; la huelga de
hambre emprendida junto con diez compañeros el año 2011 en el CERESO de
San Cristóbal de las Casas y que logró hasta ahora la libertad de casi
todos menos la de Alberto y un recluso más, tuvo como uno de sus ejes de
sustentación, la oración de todos ellos, y su confianza en Dios. Esta
presencia de la Trascendencia en la vida cotidiana de Alberto y el
testimonio explícito de su fe, han sido pivotes fundamentales en su
lucha por la libertad.
Estos seis
aprendizajes, son algunas de las lecciones que El Profe Alberto
Patishtán nos ha venido dando a lo largo de los trece años que hasta
ahora ha permanecido injustamente encarcelado, en las catacumbas del
sufrimiento. Pero junto con él y con otros compañeros habrá que seguir
caminando hasta lograr su liberación.
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