Periódico La Jornada / Carolina Gómez Mena
Sábado 19 de octubre de 2013, p. 17
Sábado 19 de octubre de 2013, p. 17
A poco más de un mes de que el primer tribunal
colegiado del vigésimo circuito, con sede en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas,
ratificara la sentencia de 60 años de cárcel al profesor tzotzil Alberto
Patishtán Gómez, su hijo Héctor Patishtán remarcó que por las
condiciones de salud de su padre,
lo que nos urge es su libertad.
Precisó que
nadie está pidiendo indulto, porque no es la mejor vía, ya que es un perdón del gobierno, cuando debería ser al contrario; ellos deberían pedirnos perdón por estos 13 años de injusticia e impunidad.
Al participar en el foro Chiapas, la guerra y resistencias continúan:
EZLN, Alberto Patishtán y desplazamiento forzado, organizado por el
Programa de Interculturalidad y Asuntos Indígenas de la Universidad
Iberoamericana, Héctor Patishtán precisó que al haberse agotado todas
las vías jurídicas en el país, uno de los caminos para lograr la
excarcelación de su padre es recurrir a la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH), aunque también, dijo, se contempla la
posibilidad de que se legisle para crear una ley de amnistía.
No tardaremos mucho en que mi papá sea liberado, confió el joven de 17 años, quien lamentó que
la justicia mexicana esté hecha para servir sólo a algunos, y la clases vulnerables, los indígenas, somos los más lastimados. Puso de ejemplo “las cárceles de Chiapas, que están llenas de indígenas acusados de delitos que no cometieron, pero que por no saber español y por ser torturados admiten haberlos cometido.
No estamos peleados con ninguna de las vías posibles para la libertad de mi padre, aclaró. Asimismo, señaló que como jóvenes que tienen en sus manos el futuro del país, deben pugnar por los cambios para que no se repitan injusticias como la cometida contra su padre.
Como jóvenes, ¿qué podemos esperar? Si seguimos así, ¿qué pasara? Seguirá la criminalización de la protesta, las desapariciones forzadas. Es tiempo de reflexionar, de pensar qué queremos. Como jóvenes somos la esperanza de México y si queremos cambiarlo hay que empezar desde ahora, advirtió.
Aseguró que pese a su estado de salud y los reveses judiciales, el ánimo de su padre es bueno; recordó:
él dice que lo que nunca pueden encerrar en la cárcel ni matar es la dignidad, la libertad y el orgullo, aunque te pongan mil años de sentencia.
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