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Patishtán y Los Solidarios de la Voz del Amate, un grito por la justicia
Posted By Brisa On marzo 10, 2013 @ 12:49 In Geografía,México,Reportajes,Reportajes México | No Comments
“Estamos gobernados por la injusticia”
Alberto Patishtán Gómez.
Penal No. 5 de San Cristóbal de las Casas, Chiapas
México. Cuando la esperanza
en una intervención correcta de los órganos judiciales de México se
desvanece por la negativa de la Suprema Corte a asumir el caso de
Patishtán, queda como recurso la solidaridad nacional e internacional.
Leonel Rivero declara que se encuentra
consternado porque es un retroceso en cuanto a los derechos
fundamentales de las personas. El abogado señala que si la Corte hubiera
determinado que las tesis de jurisprudencia que actualmente
reinterpretan el valor probatorio (elementos que hace unos años eran
considerados como lícitos y ahora son considerados ilícitos), se hubiera
abierto la posibilidad de que miles de personas como Alberto -que
fueron juzgados de manera irregular y nunca se respetaron sus derechos
fundamentales y al debido proceso- pudieran haberse acogido a ese
precedente.
Alberto Patishtán, por su parte, comenta
que “era la oportunidad de que en México se viera la justicia; los
presos vamos a seguir luchando”. Los miembros de la Voz del Amate y
Solidarios de la Voz del Amate señalaron que “estamos indignados porque
los jueces tenían en sus manos dar la libertad en un acto de justicia.
Estamos en lo particular decididos a luchar todo lo necesario. No nos
vamos a rendir y desanimar”.
Antecedentes históricos de la Voz del Amate
“Uno de los mensajes que queremos hacer
es que todo lo que vayamos a ver a nuestro alrededor, que no nos
quedemos viendo, no hay que mirar solamente, a cualquier cárcel que
vayamos, siempre existe un motivo de luchar por la verdad”
Alberto Patishtán
Este grupo de presos políticos
indígenas se conformó en 2005 a partir de una historia entretejida años
atrás y con antecedentes de grupos como la “Voz de los Llanos”, la “Voz
de Cerro Hueco” y ahora la “Voz del Amate”. Son voces de un colectivo,
como su historia misma.
En Chiapas y en México, las cárceles
están llenas de presos indígenas pobres, excluidos y que han estado sin
defensa y sin respeto a sus derechos fundamentales. Pero ha habido
épocas en que estás cárceles acumulan líderes sociales, maestros y
campesinos, que impulsan colectivos e iniciativas a su interior.
“A Cerro Hueco, que era la cárcel más
grande en Chiapas, se llevaba a los más peligrosos. En el año 1998, con
un desmantelamiento de los municipios autónomos, empiezan a llenar las
cárceles con más de cien personas bajo con acusaciones de ‘usurpación de
funciones’; se conforma entonces ‘La Voz de Cerro Hueco’, un grupo de
presos que hizo denuncias y emprendió varias iniciativas”, relata
Cecilia Santiago, del Colectivo Ik.
Antes de eso, precisa la activista, hubo
un grupo muy grande de presos zapatistas que quedó libre tras un
intercambio por el ex general Absalón Castellanos. “La voz de Cerro
Hueco no fueron los primeros presos zapatistas, pero sí se identificaron
con este nombre”, recuerda Cecilia, “y posteriormente en la misma
cárcel surge un grupo llamado ‘La voz de la dignidad rebelde’ con
líderes sociales y profesores que se organizaron hacia el año 2000”. Los
últimos presos de los municipios autónomos salieron en 1999. Dentro se
quedó un grupo llamado “La voz de la dignidad”, dentro del que se
encontraba el profesor tzotzil Alberto Patishtán.
El 1 de julio de 2004, el grupo fue
trasladado en tráileres, esposados y amontonados como ganado, al Centro
de Readaptación Social (Cereso) 14, conocido como El Amate[1]. Es ahí
donde la población empieza a conocerse, a saber sus derechos
fundamentales y a organizarse. Al interior estuvieron varios días sin
alimentación y con malas condiciones. Los querían enviar a centros
federales (CEFERESOS) pero la población no lo permitió: entre 2004 y
2005, se rebelaron, hicieron un motín, tiraron las cámaras, las puertas,
los candados y lograron un sistema menos rígido.
En 2005, comenta Alberto, en el templo y
haciendo la reflexión de la iglesia católica, se conocieron y tomaron
más conciencia. Decidieron conformar otra organización y de “La voz de
la dignidad” pasan a ser “La voz del Amate”.
La Voz del Amate y Los Solidarios
“La Voz del Amate” se conformó en el año
2005 por Alberto Patishtán y Antonio Díaz, además de 12 presos
fundadores más. Ese mismo año se declaran adherentes a la Sexta
Declaración de la Selva Lacandona, aunque públicamente se dan a conocer
en enero de 2006 como “la Voz del Amate” y empiezan una serie de
movilizaciones.
De 2006 a 2008 permanecen dos años en
plantón dentro de la cárcel y hacen una huelga de hambre. Debido a esto,
en el 2008 se crea la mesa de reconciliación que tiene como función que
los presos puedan presentar sus casos y sean revisados. A causa de la
mesa, la huelga de hambre y la intermediación del Centro de Derechos
Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba), en el transcurso de 2008
se libera a la totalidad de presos de La Voz, excepto a Alberto
Patishtán.
Dentro de la cárcel y por recomendación
de Pueblo Creyente, Patishtán conoce a Rosario Díaz Méndez, que ya era
solidario de la Voz del Amate, con lo que la Voz reúne a dos
integrantes. En abril del 2009, deciden su traslado al CERESO número
cinco de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Alberto reúne a otro
grupo, pero ya no van a ser integrantes de “la Voz del Amate”, sino
simpatizantes o solidarios, porque a la Voz la define que son presos
políticos. Los solidarios serían presos injustamente encarcelados, no
definidos como presos políticos porque luchan dentro de la cárcel para
defender sus derechos, pero las razones por las que los metieron a la
cárcel no son razones políticas.
Actualmente, al grupo lo conforman ocho
personas. Francisco Sántiz López, base de apoyo del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional, fue acogido por este grupo, que le dio cama y
comida en su momento. Aunque durante su año y meses en la cárcel no
perteneció al grupo, la relación era de unidad y solidaridad.
Apoyos y solidaridad Nacional e
Internacional
En solidaridad con su exigencia de libertad,
Alberto ha recibido multitud de cartas a nivel nacional e internacional. Su
apoyo social se encuentra entre el Pueblo Creyente, los profesores, el pueblo
tzotzil, los adherentes a La Otra Campaña, grupos solidarios locales,
nacionales e internacionales, y el mundo ecuménico.
Pueblo Creyente –que con una clara posición
evangelizadora logra un compromiso político por parte de los creyentes-
se ha solidarizado con “La Voz del Amate” desde el 2008, y ellos a su vez
se solidarizaron con Zacario Hernández, catequista de Pueblo Creyente detenido
por un delito que no cometió y del que se logró su libertad unas semanas
después. Desde entonces, Pueblo Creyente realiza jornadas de oración por
Alberto, peregrinaciones y una carta a los ministros de la SCJN para pedir su
libertad.
Reconocimiento Jcanan Lum dentro de prisión
El reconocimiento Jcanan Lum fue una
iniciativa de varias organizaciones. “Alberto Patishtán, más allá de ser
católico, es un ecuménico dentro del cristianismo” dice Cecilia.
Fue nombrado Ministro de la Eucaristía por la Diócesis de Tuxtla cuando
estuvo recluido en el CERESO 14; así mismo, fue invitado para guiar retiros
espirituales de agentes de pastoral de dicha diócesis.
Mientras tanto, la Voz del Amate y Los Solidarios
siguen luchando por su libertad pese a este injusto sistema, siempre de la mano
de su defensa jurídica, del Frayba y de las miles de solidarias de diversos
países. Depende de la fuerza, apoyo y solidaridad lograr la libertad de Alberto
Patishtán y los solidarios de la Voz del Amate. Nosotros seguiremos exigiendo y
difundiendo aquí afuera por tu libertad.
Publicado el 11 de marzo de 2013