Periódico La Jornada
Hermann Bellinghausen. Enviado
Miércoles 3 de julio de 2013, p. 19
Miércoles 3 de julio de 2013, p. 19
San Sebastián Bachajón, Chis., 2 de julio.
Centenares de hombres y mujeres –ellas vestidas a la usanza tzeltal,
con flores en la blusa y listones en las faldas–, bajo el sol y bajo la
lluvia mantienen atravesadas tres grandes mantas sobre la carretera
Ocosingo-Palenque, a pocos metros del crucero hacia las cascadas de Agua
Azul. Se atraviesan también ellos mismos, en bloqueo informativo; por
si hicieran falta, colocaron ramas y palos sobre el asfalto.
La protesta, que produce largas hileras de vehículos detenidos, en la
más simple cruda de sus mantas sintetiza los motivos: “El mal gobierno
es responsable de la muerte del compa Juan Vázquez Guzmán. No
al despojo de nuestras tierras. Libertad inmediata a nuestros presos
Antonio Estrada Estrada y Miguel Demeza Jiménez. Libertad inmediata a
Alberto Patishtán y los demás presos políticos de Chiapas”. Rubrican con
vivas a los pueblos en resistencia y a los caracoles zapatistas.
Estamos dejando pasar a los enfermos y los que lo necesitan, explica uno de los ejidatarios encargados de la movilización –en su propio territorio ejidal– de los adherentes de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Cada dos horas abren el paso para carros y autobuses. Y cada tanto, los indígenas dan lectura por megáfono al pronunciamiento donde exigen justicia ante el asesinato de su líder, respeto a su integridad territorial y libertad para sus compañeros encarcelados.
No es por cierto el único bloqueo carretero del día. De Tuxtla
Gutiérrez a San Cristóbal de las Casas, Ocosingo y Palenque, integrantes
de la Alianza Mexicana de Organizaciones de Transportistas (AMOTAC)
mantienen cerradas las carreteras de Chiapas, con grandes camiones de
carga atravesados. Pero sólo el cierre vial de los ejidatarios tzeltales
es un mitin político in situ: estas mismas son las tierras que están defendiendo.
Aprovechando la cola de vehículos que esperan el paso, niñas y mujeres de los alrededores venden frutas, frituras y bebidas.
Aire fresco, aire fresco, ofrece una chiquilla, y para el calor del mediodía no parece mala idea. Pero la realidad es que los tzeltales no pronuncian la erre fuerte, y la cantilena quiere decir:
Hay refresco, hay refresco, y una cubeta en sus brazos lo confirma.
Mediante un volante impreso sobre la efigie del dirigente
asesinado en abril, por una cara en castellano y la otra en imperfecto
inglés, los ejidatarios insisten en la liberación de Antonio y Miguel,
secuestrados en la cárcel, y le informan al público (hay turistas de distintas nacionalidades, y población local) que desde febrero de 2011 el gobierno
se apoderó ilegalmente de nuestras tierras comunales para imponer sus proyectos capitalistas.
Este mismo día, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las
Casas (Frayba) se unió a la exigencia de justicia por Juan Vázquez
Guzmán y la lucha de Bachajón, en un pronunciamiento que dice:
Juan, junto con miles de ejidatarios adherentes a la Sexta Declaración de San Sebastian Bachajón, se distinguió por la lucha por la defensa del territorio a pesar las represalias del gobierno a través de la judicialización de su proceso de autonomía.
El Frayba destaca que su asesinato
cortó una rama del gran árbol de la lucha consciente y digna del pueblo chol y tzeltal de la región; sin embargo, esa rama ha dejado huella y camino, allanó el proceso y retoña en otras y otros compañeros que se suman a la defensa de su pueblo en la construcción de la autonomía y la libre decisión por la vida.
El organismo civil exhortó al gobierno de México
a adoptar en forma inmediata y urgente todas las medidas necesarias para garantizar el derecho a la vida, la integridad y la seguridad personal, a los integrantes del ejido de San Sebastián Bachajón adherentes a la Sexta Declaración, así como a las defensoras de los derechos humanos, que ejercen su labor a favor de su territorio y vida.
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