“Para
luchar no hay que tenerle miedo a nadie. No hay que tener miedo a las
autoridades federales ni estatales. Un ex comisariado me decía: Martín
¿no crees que el gobierno me podía matar o encarcelar? y le contestaba
‘El miedo ya no existe, el miedo se acabó, el miedo ya no hay y si me
encarcelan puedo trabajar con los presos, podemos trabajar con los
presos’”
Profesor Martín Ramírez Vocero del Pueblo de El Bosque
Desinformemonos / Alma Sánchez
La situación del profesor tzotzil
Alberto Patishtán, preso desde hace 13 años, será analizada en los
próximos días por los magistrados del Primer Tribunal Colegiado, en
Tuxtla Gutiérrez, quienes darán el dictamen final. Para Víctor Hugo
López Rodríguez, director del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé
de Las Casas (Frayba), el momento es crucial para que las instituciones
muestren su verdadera razón de existir, “ya sea demostrando su
responsabilidad ante un caso de evidente injusticia, contra el cual se
pronunció una amplia gama de personajes y personalidades políticas; o,
sin levantar la cabeza, respetar el status quo dictado por la clase política de este país”, evaluó.
El profesor prozapadista y católico se
ha convertido en uno de los presos políticos más emblemáticos de México.
Después de agotadas las vías judiciales nacionales para liberarlo – el
proceso, la apelación y el amparo directo -, la defensa d Patishtán
logró reabrir el caso presentando nuevas pruebas a su favor en la
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a través de una petición
de reconocimiento de inocencia. Sandino Rivero, abogado del profesor
tzotzil, explicó en entrevista a Desinformémonos, que el momento
actual es importante porque los magistrados ya disponen de la petición
con las pruebas levantadas y deben juzgar si estas se contraponen al
material que sirvió de sustento para la sentencia que condenó a Alberto
Patishtán a 60 años de encarcelamiento.
La Campaña Nacional en Favor de las
Defensoras y Defensores de los Derechos Humanos encabezó las recientes
acciones por la libertad del profesor en Chiapas, con la intención de
hacer presión para que la sentencia sea favorable. La Campaña reúne las
organizaciones del sureste que integran la Red Nacional de Organismos
Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos” (Red
TdT), así como el Movimiento de El Bosque por la Libertad de Alberto
Patishtán – creado en el pueblo de origen del preso tzotzil.
Durante los 13 años de su prisión, el
movimiento de El Bosque llevó sus acciones a lugares tan diversos como
las calles de la cabecera municipal de su pueblo y la residencia oficial
de Los Pinos para denunciar una larga cadena de corrupción,
discriminación e injusticia protagonizada por los responsables de la
prisión de Alberto Patishtán. El pasado 27 de junio, se hicieron
presentes en Tuxtla Gutiérrez ante las oficinas del Primer Tribunal
Colegiado de la Federación para insistir que reparen el daño causado al
indígena tzotzil y lo liberen de inmediato.
Las acciones de El Bosque y de Alberto
Patishtán desde la cárcel, explicó el director del Frayba, llamaron la
atención de todo el mundo para el problema de Patishtán porque
resaltaron que su libertad es una demanda de los derechos humanos. “Son
ellos quienes dan vida a la historia de los Derechos Humanos y a
documentos como la Declaración de Defensores, de las Naciones Unidas –
que determina que los defensores son todas las personas o colectivos que
defienden y ejercen los derechos y libertades humanas”, explicó.
Otra de las acciones que apoyaron la
libertad de Patishtán el 27 de junio fue el foro “Defendiendo la
esperanza y la autonomía desde el sureste mexicano”, organizado por la
Red TdT y realizado en San Cristóbal de las Casas. El profesor Martín
Ramírez, vocero del pueblo de El Bosque, fue uno de los oradores del
evento y compartió una parte de la historia de la lucha de su pueblo.
Para él, el sufrimiento y la injusticia también trajeron al pueblo su
lucha por los derechos humanos, con fuerte inspiración zapatista.
“Empezamos nuestro trabajo en el mismo pueblo. Denunciamos la falta de
servicios básicos en nuestras comunidades, el desvío de fondos por parte
de las autoridades municipales, el negocio que se hacía en nombre de
nuestra pobreza. Luego, vimos como avanzaban las comunidades autónomas y
decidimos seguir el ejemplo de las comunidades zapatistas, de la
resistencia y construcción de un mundo digno”, contó Ramírez.
El foro también presentó el libro Defendiendo la esperanza, 20 testimonios de defensoras y defensores de Derechos Humanos,
organizado por el Frayba. Uno de los casos presentados es el de la
lucha por la libertad del indígena pro zapatista, considerado por el
Centro un gran defensor de los derechos humanos. “Para nosotros, las
defensoras y defensores de derechos humanos son los que día a día
reivindican y ejercen sus derechos a plenitud; es un rol y un sentido de
identidad que se vive y da vida en el anonimato de las personas
excluidas, marginadas y violentadas que hoy en día construyen
esperanza”, consideró Victor Hugo López Rodríguez.
Publicado el 1 de julio de 2013
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